¿Y qué mejor modo de vivirla entre murallas que nos recuerdan al Medievo? Así concluíamos la tarde parte de la familia misionera de Sabadell, Ávila y Madrid, unida frente a la Cruz.
Disfrutando de un bonito día visitando la ciudad de Santa Teresa, Ramón y Sonsoles de patriarcas con Nani y Toni junto a los hijos de ambas parejas, pasó el día nuevamente muy veloz, dejando huella en cada uno.
Esther, Héctor, Teresa y Rodrigo, como los 4 postes donde Santa Teresa corriera tantos siglos atrás, resultaron una perfecta representación de la sincronización de los 4 adultos.
Y es que esto sólo es obra de Dios, donde encontramos la perfección, como el mensajito que luego recibiríamos al finalizar el día: "No penséis que somos una panda de amigos. Sabemos que tenemos una Misión que realizar.
Pero el trabajador necesita su jornal y el nuestro hoy ha sido esta grata compañía.
Muchas gracias a todos y gracias a Dios por poneros en nuestro camino."
Los cuatro más jóvenes participaron en la mañana del Vía Crucis, compartieron vivencia en el coro, y como hicieran los otros "menos jóvenes", no pararon de sonreír durante toda el día, pues alegría rebosaba de sus caras y sus miradas.
Otros cuatro se unirían para vivir los oficios de la tarde en tierra tan bella, en la Iglesia de San Pedro, donde la homilía nos dejaría un sentimiento de paz que caló hasta lo más profundo. Allí aparecieron Juan de Dios, Fernando, Arantza y Sofía desde Madrid, pues en la familia "¡¡donde cabe uno...caben cuatro!!"
Así concluimos una nueva jornada, un Viernes Santo, que unió familias, corazones, misioneros... bajo el carisma y siguiendo el ejemplo de nuestras queridas Hermanas Misioneras Jesús, María y José.
